Cuando Lenin enfermó y murió, la sucesión la recibieron Stalin y su comando fariseo, con sus comisarios (http://j.mp/QFzWsR). El fariseísmo reinó hasta la caída del Muro de Berlín y de la Unión Soviética. Ese fariseísmo fue precisamente el que destruyó el sueño bolchevique de tomar el Cielo por asalto. También acabó con el sueño cristiano. Los fariseos acortan la distancia que va del Sermón de la Montaña a Torquemada (Mat. 5:1; 7:28) y del Manifiesto Comunista al estalinismo (http://j.mp/QR9VWg).
Venezuela es distinta. Nuestra Revolución ha compendiado los errores de todas las anteriores para no cometerlos. Hay fariseos, pero ¿aún? no son hegemónicos porque es fácil identificarlos y combatirlos. Por ahora solo andan hormigueando y esta situación es fértil para ellos. Es otra tarea, tal vez la más espinosa, que tenemos por delante. Pero es fácil para quienes enfrentaron y derrotaron todas las acechanzas de esta ultraderecha estúpida y arrogante que el Imperio nos impuso. Hace falta inteligencia social, tanto la social de la seguridad como la de la lucidez, de la que el pueblo venezolano, entre todos los del mundo, tiene para regalar y regala al Planeta. Vamos a usarla.
Fuente Aporrea
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